AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO (A PROPÓSITO DE LLEVAR 50 DÍAS SIN AGUA, SIN AUTORIDAD Y SIN DERECHOS)

AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO (A PROPÓSITO DE LLEVAR
50 DÍAS SIN AGUA, SIN AUTORIDAD Y SIN DERECHOS)
Querido Perú, aquí yo, de nuevo … levantando mi voz una vez más como trabajadora minera, madre, compañera, amiga y sobretodo como ciudadana. Con el corazón en la mano, con incredulidad.
Una semana ha pasado desde mi post anterior, titulado 41 días a la deriva (https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10158892839073753&id=521443752) y ya son 50 días casi en los que 5 mil personas siguen sin agua, sin trabajar y sin que sus hijos puedan ir al colegio. ¿Cuántos días podrían soportar quienes leen esta nota sin agua en sus casas, en sus barrios, en sus distritos? ¿Por cuánto tiempo podrían tener así a sus familias?
Cómo sabemos, el 28 de febrero un grupo de comuneros cortó el suministro de agua que abastece a la población de Cuajone, un campamento minero en el que viven 5 mil personas, trabajadores y sus familias, con niños que van al colegio, personal de empresas contratistas y personas que se dedican al comercio y/o servicios y que subsisten gracias la actividad que se genera en dicho lugar. En la comunidad existen dos colegios, que hoy no pueden abrir sus puertas ante la falta de agua y un hospital que se encuentra en una situación extremadamente crítica por la misma razón. Las operaciones de la empresa están paralizadas.
La “condición” de los comuneros para liberar las válvulas de agua (ubicadas en propiedad privada, invadida y tomada por ellos): 5 mil millones de dólares y el 5% de las utilidades de la empresa…entonces condición = extorsión.
¿Algo cambió en esta semana, adicionalmente a lo que ya fue narrado? ¿Algo nuevo sucedió? Pues sí, muchas cosas pasaron a lo largo de los últimos días, aunque desafortunadamente muy poco cambió.
Parecía que por fin se recuperaba la esperanza, con la llegada el pasado martes de los representantes del Poder Ejecutivo a Viña Blanca -lugar en el que se encuentra el reservorio tomado por los comuneros- aparentemente dispuestos a dar solución al problema e instalar una mesa de diálogo. Pero poco duró la fe.
Terminada la reunión y antes de tomarse la foto final de rigor, los representantes gubernamentales, eligieron mirar hacia otro lado cuando se trató de resolver -con la prioridad que una situación tan crítica amerita- la restitución del agua, pero sí se preocuparon por incluir en sus actas las exigencias que solicitaron los comuneros que hoy tienen secuestrado el reservorio.
Sí, el mundo al revés. Las exigencias de aquellos que han infringido la ley, que han dañado instalaciones, que han atacado a quienes solo resguardaban la propiedad privada que ellos venían a invadir provistos de hondas y huaracas, mientras que por ningún lado exigieron el respeto al estado de derecho y orden social para devolver el agua a los miles de ciudadanos que han sido despojados de ella a lo largo de casi dos meses.
Cuando un problema es urgente y alguien lleva el mandato de resolverlo (con mayor razón si se trata de una situación en la que se han cometido varios delitos y existen derechos vulnerados que afectan a miles de ciudadanos), no corresponde a una autoridad decir tan solo que se va con la intención de redactar un documento que someterá a la aprobación de una asamblea comunal durante los próximos días sin considerar lo que significa cada uno de esos días sin agua para un niño, para un mujer gestante, para cualquier ser humano.
Pedir la restitución del agua de la que alguien de manera violenta te privó no equivale a solicitar un favor, significa exigir el cumplimiento del principio de autoridad para garantizar que se respeten las normas, que existen como pilar fundamental de los estados democráticos para una convivencia social armoniosa, evitándose el caos y desborde del que hoy somos testigos en un país que se cae a pedazos porque cada quien hace lo que quiere y en donde cada día se atropella el derecho ajeno y no pasa nada.
La autoridad menciona luego en un muy adornado comunicado, que espera que la situación se resuelva pronto. ¿Cuánto puede ser pronto? ¿Una semana? ¿10 días? ¿Un mes? ¿Seis meses? No, no importa cuándo, ¿verdad? Que 5 mil personas sigan sin agua y sin trabajo hasta que se pueda convencer al atacante de devolverles sus derechos aún puede esperar, no pasa nada.
Ya vamos 50 días … y sumando.
En una de las marchas que los pobladores de Cuajone realizaron hace algunos días en la ciudad de Moquegua, escuché con sorpresa a una alta autoridad mencionar que éste era un problema únicamente entre la empresa y la comunidad y que a quien los afectados debían reclamar era a Southern Perú. Aplicando su lógica, eso significaría que si mañana viene tu vecino y te pega, destruye tu casa, daña a tus hijos, etc., el problema será entonces únicamente entre el vecino y tú y por consiguiente tendrías que dejar que te sigan atacando hasta matarte porque dado que se trata de un problema entre dos partes ninguna autoridad tendría que intervenir y la policía no debería responder a tu llamado de ayuda. ¿Es en un país en el que las cosas funcionan de esta manera aquel en el que queremos vivir?
Derribando mitos….
A propósito de este desafortunado comentario, debo decir que me parece muy lamentable que quienes deben cumplir con las responsabilidades para las que fueron elegidos y/o nombrados, no solamente no lo hagan (cosa ya común en nuestra querida Patria) sino que además legitimen el delito, la violencia, que promuevan la desinformación y el enfrentamiento.
Como ciudadanos, no debemos cerrar los ojos. No tenemos que estar siempre de acuerdo, pero podemos discrepar con respeto y con conocimiento.
Muchas personas repiten mecánicamente aquello que oyeron de otras sin siquiera validar si lo que se dijo es cierto y eso está muy lejos de ejercer una ciudadanía responsable.
Así, con relación al problema del agua en Cuajone, mucho se ha dicho con relación a Southern Perú, cuyo derecho a continuar operando (de manera formal, legal, auditada y fiscalizada) no es el principal punto sobre la mesa, como sí lo es la necesidad de un recurso vital para personas que como tú o como yo, sólo quieren que se respete su derecho a trabajar y vivir en paz. Sin embargo, como trabajadora, me siento obligada a compartir algunas precisiones importantes:
– Muchos escucharon “por ahí” hablar de una supuesta contaminación. Y así como lo escucharon, lo repitieron, sin saber cómo, ni cuándo, ni dónde, ni porqué. Pero la minería contamina, dijeron. Frente a ello sólo quiero comentar que como parte de mi experiencia profesional en la empresa, he tenido la oportunidad de guiar a cientos de grupos de visitantes que llegan a conocer los procesos productivos. Cuando alguien pregunta por el tema, yo les hago una repregunta: ¿Me puede por favor precisar en qué parte de las operaciones está la contaminación que menciona? Y, salvo desinformadas opiniones (como hablar, por ejemplo, de los “humos de Toquepala” cuando en dicha unidad productiva no se da ningún proceso que conlleve emisiones sobre el aire) muy pocos saben qué responder. Si alguien considera que tiene información más precisa para sustentar sus opiniones, podemos conversarlo en un marco de respeto mutuo en otros espacios, pero por favor no mezclen sus apreciaciones (ya sean fundadas o infundadas) con la justa lucha de miles de familias por su derecho al agua.
– Lo que se predica se refrenda con el ejemplo. ¿Quién en su sano juicio llevaría a los seres que más ama a vivir a un lugar a donde sabe que su salud o su integridad podrían verse afectadas? Yo he vivido y sigo viviendo con mis hijos junto a las operaciones de Southern Perú, a menos de 6 km. de la Mina de Toquepala primero y a 3 minutos en auto de la Refinería de Ilo en la actualidad. De la misma manera, en Southern Perú trabajan muchos buenos profesionales, que conocen a profundidad los procesos productivos y que jamás, de saber que estarían en riesgo se expondrían a vivir allí, como lo hago yo con mi familia. Pero…cuántos de los defensores del medio ambiente son consecuentes con lo que defienden. ¿Qué hacen realmente para sumar a la conservación del entorno?
Dije lo que tenía que decir, en calidad de paréntesis necesario, a partir de algunos comentarios vertidos a propósito de la situación del agua en Cuajone. Por favor no confundamos las cosas. Al pan, pan y al vino, vino. Cada tema en su espacio y en su lugar. Y éste corresponde a la defensa de los derechos de las 5 mil personas que hoy necesitan agua, educación y trabajo.
A quienes aún sienten lejano este problema, debo contarles qué es lo que sigue si no se le diese una solución pronta. La empresa dejará de tributar al dejar de producir, como lo harán también todas aquellas en el sector minero que no puedan hacerlo porque fueron impedidas de ello mediante el método Fuenteovejuna.
¿Y luego? Millones de peruanos irán a hospitales públicos en los que no habrá medicinas ni insumos, otros tendrán que dejar de estudiar porque los colegios se cayeron y así, transitaremos sobre carreteras destruidas, seguiremos sin DNIs ni pasaportes, no se podrá cubrir los programas sociales y muchos etcéteras más.
¿Ficción? No…porque sí sabemos de dónde sale el dinero para estos gastos, ¿cierto?

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